martes, 12 de abril de 2011

Lolito, otro gatito negro

Los amantes de los gatitos negros estamos repartidos por el mundo entero. Así, nos escribe Virginia desde Uruguay, para contarnos de su gato Lolo, una preciosa pantera negra:

Me llamo Virginia y les cuento que tengo un gato negro en mi vida, en realidad es el segundo. Hace un par de años me siguió a casa un gatito negro, en ese momento teníamos solo una gata siamesa. Cuando lo vimos con mamá, tan feito y mal alimentado, lo bañamos y nos encariñamos con él. Al principio pensamos que era una gata y le pusimos Lola. Una tarde mamá estaba preparando una torta y cuando prendió la batidora la gatita se asustó mucho, yo la levanté del piso para tranquilizarla pero fue peor y saltó hacia un vidrio astillado y se corto la pielcita, nos asustamos mucho. Cuando llevé Lola al veterinario para coserla y curarla me enteré que era un Lolo.

Pasaron 2 años y se hizo grande y como todo gato macho se fue de casa persiguiendo gatas, suponemos. Pasamos una semana muy triste hasta que días después apareció en nuestras vidas otro gato negro joven, de unos 4 meses aproximadamente. Sin dudarlo demasiado le pusimos Lolo, no sé si estábamos en una etapa de negación de la idea de que nuestro gato negro se había ido pero nos encariñamos con el segundo Lolo como si fuese el primero que nunca se había ido.

Ahora Lolo II, como yo lo defino, es un gato grandote y poco sociable, antes me acompañaba, dormía conmigo y era muy mimoso. Pienso que está un tanto ofendido porque ahora no es el consentido de la casa, ya que tenemos una colonia de gatos que se fueron sumando a la familia en el último tiempo: la gata vieja y sus 2 hijos, el gato amarillo y la gata grisesita; Dagoberto (alias Lukitas, alias Tomasito); la gata blanca de los inquilinos de enfrente Chatrán y mi más reciente adquisición, Pedro y Oso, un par de pequeñitos que traje de mi trabajo (shh no le digan nada a mi madre, ella piensa que los encontré en la ruta rumbo a casa una noche). Ah... y me faltó nombrar al más reciente motivo por el cual Lolo está enojado con el mundo...Fito (alias Negrito) el perro de la casa.

Aunque cada día es más difícil recuperar el cariño del gato negro de la casa nosotros lo queremos como el primer día.
Bueno, espero que les haya gustado la historia del gato negro en mi vida y espero saber de ustedes pronto, ¡les mando abrazos desde Uruguay!


Gracias por contarnos de tus gatitos, Virginia. Es una pena que Lolo I nunca apareciese (a veces, los gatos que van en busca de gatas acaban volviendo al hogar, aunque sea hechos un desastre), y que Lolo II no sea muy cariñoso. Es genial que lo quieras y lo aceptes tal y como él es. :-) ¡Gracias! Y por cierto, bonito montaje fotográfico el que nos has enviado. ¡Lolo es preciosísimo!

1 comentario:

  1. Como me gusta lolito!!! que guapo el collage este que os han mandado. Me alegra que seáis tantos los amantes de los gatos negros, yo también soy muy fan, aunque la gata que tengo en casa es..vaya, no sé..de deja de cambiar de color desde que llegó..llegó casi negra, con clapas calvas..después fue toda negra y ahora es de un color muy raro..en fin..que la adoro igual eh? :)

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