Cuando acogimos a Suki, hace ya unos cuantos meses, no nos dimos cuenta de que tenía las orejitas plagadas de ácaros. Pobrecita, la llevamos a un veterinario en Vila-Real y, sabiendo que era recogida de la calle, ni se lo miró, y nosotros no notamos nada porque la peque no se rascaba. Sólo nos enteramos cuando la llevamos a nuestro veterinario de siempre en La Vall de Uxó (Albeytar Servicios Veterinarios, os los recomiendo mucho), que la miraron por si acaso y, efectivamente, la enana tenía compañía indeseable.
A Suki la pusimos a tratamiento y cuando la dimos en adopción ya tenía las orejitas prácticamente limpias. No nos dio por revisar a nuestros otros gatos hasta que, en abril o mayo, Yin empezó a rascarse como un poseso, con mucha frecuencia y energía. El pobre daba una penita... Así que de cabeza al veterinario que tenemos ahora en Barcelona, y una otitis como un campano, e infestadito de ácaros.
Nos dieron antibiótico para la otitis y pipeta Stronghold para los ácaros. La pipeta la hemos repetido tres meses consecutivos en los tres gatos, y aquí ya no se rasca nadie (al menos, no más de lo habitual). :-)
Fuimos un poco despistados con el antibiótico, porque resulta que se nos acabó justo un viernes y el sábado era fiesta, así que Yin estuvo sin antibiótico dos días enteros. En vez de comprarlo el lunes, decidimos esperar a la cita que teníamos el martes y preguntar si había algún problema por la interrupción. Suponíamos que sí, y no andábamos desencaminados. Tuvimos que empezar el tratamiento de nuevo con un antibiótico diferente, ya que las bacterias se hacen resistentes a un antibiótico cuando este no se administra adecuadamente. Vaya fallo. Pero bueno, el segundo tratamiento lo seguimos hasta el final y ahora Yin está como unas castañuelas.
Justo antes de dar a Neus en adopción, y para asegurarnos de que la dábamos sana, la llevamos a revisar, no fuera a tener otitis como Yin. Pues oye, bingo. Otitis para la nena también. A ella le pusimos el antibiótico Conofite, y mano de santo. En una semana y media ya no había rastro de otitis, así que pudo irse a su nueva casita sin llevar compañía no deseada.
Blanca, en cambio, se libró de la otitis, cosa que me sorprendió muchísimo, porque no se despega de Yin. El veterinario la examinó y nos dijo que estaba limpita. A Yang no la llevamos a revisar, porque en esa época andaba muy a la suya y no se mezclaba con la chusma. :D No notamos que se rascase ni que hiciese nada raro, así que nos ahorramos la visita. En el siguiente post os contaré por qué esto nos supuso un alivio inmenso.
Os dejo aquí una foto que me encanta. Falta Yang en ella, lástima. :-)
Para serviros: Blanca, Yin y Neus.